Podemos contribuir a salvar el planeta desde nuestra casa. No es algo difícil, ni caro sólo debemos ser conscientes de que nuestro actos tienen consecuencias positivas. Una casa sostenible comienza en la construcción y termina en el mantenimiento del día a día.
El aislamiento, el mayor arma ecológica
La mayor parte de la energía que se consume en una vivienda, tanto en verano como en invierno, viene por los sistemas de regulación de temperatura. Ya sea el aire acondicionado o la calefacción, durante la mayor parte del año necesitamos invertir en energías para aclimatar nuestros hogares.
En nuestro país, por desgracia, estamos acostumbrados a consumir mucho y ahorrar poco, en cuanto a consumo energético. Muy pocas son las viviendas que cuentan con un aislante medianamente aceptable. Sólo tenemos que fijarnos en el sistema constructivo tradicional, basado en materiales que ejercen de puntes térmicos, como son el metal y la cerámica. Y sea por desconocimiento o por malas prácticas, muchas veces se invierten en potentes sistemas de aclimatación en vez de apostar por el correcto aislamiento de una vivienda
Emplea la naturaleza para ahorrar en consumo
Una de las grandes ventajas de poder diseñar una casa totalmente a medida es que puedes aprovechar al máximo las ventajas que ofrece un terreno o parcela. Destacando sobre todo, el empleo de la naturaleza para incrementar el aislamiento. Para ello, un buen arquitecto es aquel que planifica más allá de las estructuras y es capaz de integrar la vegetación a una vivienda, una buena práctica es rodear una casa de árboles de hoja caduca, que en invierno permiten el paso de la luz y en verano realizan la labor de parasol.
Maderas controladas, naturales y reciclables
La madera es un material renovable y contamina infinitamente menos en su producción que el plástico o el acero. Si a esto le sumamos una madera proveniente de bosques de tala controlada, el efecto o impacto que se produce por la utilización de este material en el medio ambiente es prácticamente nulo.
Por eso, siempre hay que optar por marcas comprometidas, como Canexel, donde garantizan al 100% que los materiales empleados respetan la gestión responsable de los bosques.
Electrodomésticos clase A+
Gran parte del gasto energético y económico de una casa lo producen los electrodomésticos. Por eso deben ser eficientes clase A+, y que incorporen novedades que supongan un ahorro.
Aprovechándote del sol, que nunca se acaba
Los equipos solares captan los rayos del sol y los convierten en electricidad. Sin embargo, su instalación para suministrar toda la energía que requiere un hogar todavía es cara y complicada. Pero lo que cada vez está más extendido (incluso es obligatorio en viviendas nuevas) son los sistemas de energía solar térmica que permiten cubrir las necesidades de agua caliente de una casa, sin necesidad de recurrir al gas o a la electricidad convencional.
Pinturas sin tóxicos ni metales pesados
Metales pesados (cadmino, mercurio,…) y compuestos volátiles (xileno…) son ingredientes habituales de pinturas y barnices, y se emiten a la atmósfera y también a nuestro organismo, incluso semanas después de aplicarlos. En el mercado existen pinturas ecológicas sin tóxicos, con base de agua y elaboradas a partir de aceites vegetales, resinas naturales, cítricos,… Otra buena opción es usar pinturas blancas ecológicas teñidas con colorante natural.
El agua, un bien que no se debe malgastar
Cada gota cuenta, las marcas de griferías y sanitarios investigan para no seguir malgastando agua. Las últimas tendencias en cisternas apuestan por moderar el consumo con sus mecanismos de doble descarga, incluso incorporan limitador de caudal o incorporan un grifo que añade aire, reduciendo el agua sin repercutir en el caudal.
Limpiar en casa sin ensuciar el planeta
Muchos productos de limpieza contienen sustancias químicas contaminantes que contribuyen a la degradación ambiental, cuando se tiran a la basura o se vierten por los desagües. Reducir su impacto es fácil: utiliza detergentes sin fosfatos y que sean al menos un 90% biodegradables; no compres limpiadores en aerosol, pues inciden en la capa de ozono; opta por productos en envasases reciclables; ajústate a la cantidad recomendada por el fabricante; piensa que con agua, vinagre y jabón suave se puede limpiar casi toda la casa, y recuerda que no es más limpio quien más limpia, sino quien menos ensucia.