Una de las claves de una vivienda unifamiliar es poder disfrutar de la parcela en la que se encuentre. Disponer de un espacio propio al aire libre es algo que sin lugar a dudas aporta calidad de vida y, en ese sentido, muchas son las opciones que se presentan a la hora de elegir qué tipo de jardín se quiere para la vivienda y cuál se adapta mejor al estilo de vida de cada uno. Hoy vamos a hablar de los jardines acuáticos.
Ideal para jardines grandes
Cuando hablamos de jardín acuático no nos referimos a tener una piscina o un jacuzzi, sino que el agua sea protagonista del exteriorismo, que todo gire en torno a un estanque o una fuente, quizá incluso una pequeña cascada cuyo rumor ayude a alejar el estrés a cualquiera que tome asiento en sus cercanías. Se trata de una opción que es sobre todo recomendable para jardines mínimamente grandes, ya que en aquellos que sean muy pequeños los elementos acuáticos podrían ser demasiado invasivos. Máxime teniendo en cuenta los trabajos de drenaje que son necesarios para la inclusión del estanque o fuente.
Ventajas de tener un jardín acuático
Como bien es sabido, el agua es un regulador natural de la temperatura. Disponer de un pequeño cuerpo de agua natural ayudará a refrescar las altas temperaturas del verano y a suavizar el frío del invierno. Además es también un espacio ideal para incluir pequeños peces o vegetación acuática que de otra manera sería imposible que diese vida al jardín. La inclusión de flora acuática implicará también la gran ventaja de evitar que surja cualquier tipo de alga.
De esta manera, y con el mínimo mantenimiento, el disponer de un jardín acuático crea un espacio que aporta relax y confort, todo un lujo. Sentarse al atardecer con un buen libro junto al agua corriente es un placer que puede estar al alcance de todo aquel que disponga de algo de terreno en su vivienda para convertir en jardín.