La casa de madera de Bill Gates

El creador de Microsoft y hombre más rico del mundo en 2013 según la revista Forbes vive en una casa de lujo en el Estado de Washington, al noroeste de los Estados Unidos, que se encuentra a orillas del lago que comparte nombre con el propio Estado.  Su vivienda, bautizada como Xanadú 2.0 en honor a la mansión que aparecía en la película Ciudadano Kane de Orson Welles, cuenta con una superficie de más de 6000 m2.

Esta casa, con estructura volada de madera, costó más de 63 millones de dólares y se emplearon siete años en su construcción. Fue diseñada por dos estudios distintos de arquitectos siguiendo el estilo Pacific Lodge. Este estilo se basa vagamente en las típicas cabañas de troncos en las que habitaban los primeros colonos del noroeste de Estados Unidos y Canadá. En la actualidad se trata del estilo arquitectónico más característico de los alrededores de Seattle y, en general, del estado de Washington donde se encuentra esta vivienda.

En cuanto a la propia casa, ésta cuenta con una piscina de 18 metros de longitud, un gimnasio de 230 m2 y con un comedor de 93 m2 con sitio para 150 comensales. Por supuesto cuenta con suelos radiantes e hilo musical en toda la vivienda. Lo curioso es que el hilo musical sigue a cada persona de habitación en habitación y se ajusta a cada individuo. Tan personalizable resulta el propio sonido ambiente, que incluso bajo el agua de la piscina existe un sistema para poder bucear sin dejar de escuchar nuestros temas favoritos.

Pero no sólo al lujo está orientada esta construcción. También se trata de una vivienda eficiente energéticamente. Está construida de manera que sea una «earth-sheltered house». Es decir, que usa el entorno como aislante, lo que ayuda a mantener mejor la temperatura y a minimizar el gasto de energía. Un claro ejemplo de como las casas con estructura de madera se pueden ajustar mejor al entorno y servirse de lo que les rodea para ser más eficientes. Además de ofrecer una mayor oportunidad para la personalización. Y es que no hace falta ser Bill Gates para tener una casa de madera.