Muchos son los factores que influyen en el diseño de una vivienda, desde la parcela donde se encuentra hasta las preferencias particulares del propietario. Pero sin duda hay un aspecto que, a nivel arquitectónico, resulta crucial a la hora de afrontar el diseño de una casa y ese aspecto es la orientación que se dará a la misma. Y es que no es lo mismo que una casa mire al sur que al norte, ni que una piscina se ponga en uno u otro lado de la vivienda. Son muchos y variados los pequeños matices que acaban afectando a la habitabilidad de una casa y absolutamente todos deben tenerse en cuenta.
Perspectiva histórica
La disposición de la planta de los edificios siguiendo criterios astronómicos no es algo que sea exclusivo de la arquitectura actual, de hecho ha sido una característica que ha ido de la mano de la historia desde los mismos inicios de la arquitectura. No en vano, ya en las culturas megalíticas se tomaba como referencia el sol, la luna o la bóveda celeste a la hora de levantar sus construcciones. Una de las teorías sobre Stonehenge, por ejemplo, interpreta que se trataba de un mecanismo de observación de los movimientos de los astros.
En las pirámides de Egipto también se tenía en cuenta el movimiento solar e incluso los equinoccios de invierno y verano para la construcción de las gigantescas tumbas. En este caso los motivos eran más religiosos que prácticos, pero si llegamos hasta los griegos o los romanos, éstos diseñaban sus ciudades, templos y villas teniendo muy en cuenta la orientación de las calles o construcciones para, además de los motivos puramente religiosos, asegurarse una mayor o menor incidencia del sol y para protegerse de los vientos.
En la cultura cristiana, la orientación de las Iglesias busca que la cabecera apunte siempre hacia el este para que la primera luz del día ilumine el altar mayor. Algo que también sucede en las sinagogas judías. Por lo tanto, el tener en cuenta la orientación de un edificio a la hora de diseñarlo no es un invento nuevo ni mucho menos, es algo que va ligado a la propia arquitectura desde su mismo nacimiento.
La orientación en el diseño de viviendas
Frente a otras soluciones como las casas prefabricadas, las casas de diseño en general y, en este caso, las de madera, ofrecen la posibilidad de construir la vivienda tomando en consideración los condicionantes climáticos y del entorno a la hora de dilucidar la orientación. Como ya hicieran los egipcios, se debe tener en cuenta el recorrido del sol a lo largo del día, que nos dará el eje este-oeste. En este caso no se hará porque creamos que donde se oculta el astro es donde se encuentra el mundo de los muertos, sino que estaremos buscando qué fachada recibiría un mayor asoleamiento.
Cuando hablamos de asoleamiento nos referimos a la radiación solar que recibe una superficie a lo largo del día. En España, y en cualquier punto del hemisferio norte, la fachada que recibe la insolación es siempre la fachada sur. Esto implicaría que la instalación, por ejemplo, de una piscina, debería hacerse a ese lado de la vivienda para que reciba la mayor cantidad de horas de sol posible.
Pero no sólo afecta el hemisferio en que se encuentra la vivienda, también el emplazamiento exacto de la misma incide a la hora de diseñarla. Y es que no es lo mismo construir una casa en Murcia que hacerlo en el Pirineo oscense. Mientras en un sitio lo que se buscará es resguardar la fachada sur lo máximo que se pueda de la incidencia solar, en el otro se precisará justo lo contrario, la luz y el calor del sol deberán tener la mayor incidencia posible tanto en el exterior como en el interior de la casa. Por lo tanto, en este caso las ventanas que miren hacia el sur tenderán a ser mayores.
Otra vertiente que no es baladí a la hora de realizar un diseño teniendo en cuenta la orientación es la construcción de porches. El ángulo de incidencia del sol no es el mismo en todos sitios ni es constante a lo largo del año. Es por ello que resulta una solución bastante relevante a la hora de buscar el ahorro y la eficiencia energética de una vivienda. Un porche diseñado en conjunción con el resto de la casa para evitar que, en verano, el sol entre en la vivienda a través de las ventanas y que permita que, en invierno, la incidencia pueda ser máxima, es un valor añadido que potencia la habitabilidad de una casa. Al final de este post se puede ver claramente en un vídeo explicativo de cómo se puede compaginar la orientación de la vivienda con un porche para aprovechar al máximo el sol tanto en verano como en invierno.
Pero no sólo el sol afecta a la orientación que haya que darle a la vivienda. Será necesario también diseñar la casa teniendo en cuenta las características ambientales y topográficas. Así, haremos que la dirección y fuerza del viento no afecte a la vivienda ni a su jardín, facilitando que se pueda disfrutar de estar tanto dentro como fuera de la casa. Por último, y quizá como valor más importante, una casa de verdad, una buena casa, tiene que hacernos disfrutar del entorno, enseñarnos los paisajes que nos rodean y ocultarnos aquello que no queramos ver. Todos estos factores (térmicos, climáticos, ambientales, paisajísticos…) afectan a la hora de elegir una orientación para nuestra casa. Sobre todo si esa casa ha de ser la casa de nuestros sueños.