El pasado lunes se anunciaba el ganador del Premio Pritzker, considerado el Nobel de arquitectura, que entrega todos los años la Fundación Hyatt. Por segundo año consecutivo el galardón recaía sobre un arquitecto japonés: Shigeru Ban, autor del Centro Pompidou de Metz entre otras obras. Pero si algo ha destacado el jurado de este arquitecto es el compromiso humanitario de sus diseños.
Y es que Ban es conocido en el mundo de la arquitectura por sus construcciones orientadas a solventar situaciones de crisis. Así, por ejemplo, tras el tsunami que asoló Japón en marzo de 2011, levantó en un tiempo récord una serie de viviendas hechas con contenedores de barco que dieron acogida a más de 500 afectados en la ciudad de Onagawa. Un año antes, también había conseguido contruir medio centenar de viviendas en Puerto Príncipe para dar techo a los haitianos que habían sufrido el terrible terremoto de 2010. Estas construcciones provisionales fueron construidas sobre estructuras de cartón y papel, como también lo fue una iglesia que levantó en Christchurch (Nueva Zelanda) o el Paper Concert Call de L’Aquila (Italia) tras sendos terremotos que asolaron ambas regiones.
Estos cuatro ejemplos son sólo algunos de los muchos proyectos que ha llevado a cabo en lugares como Ruanda, Turquía o la India. En la mayoría de estos casos se trata de construcciones provisionales para solventar emergencias graves, y eso es uno de los aspectos que más ha destacado el jurado. Los materiales y diseños que propone Shigeru Ban buscan la rapidez en la construcción usando materiales disponibles, y por tanto económicos, en las zonas afectadas. Esa capacidad de respuesta y de adaptación son, sin duda alguna, las principales virtudes de su arquitectura.
Pero el japonés no sólo diseña construcciones para responder a situaciones de emergencia. Como se ha mencionado al principio, entre sus obras más destacadas se encuentra la sede del Centro Pompidou en Metz. También destacan la Curtain Wall House o el centro Nicolas G. Hayek, ambos en Tokyo, así como el Pabellón Japonés para la Exposición Universal de Hannover de 2000, entre otros.
Ban es, por tanto, un arquitecto con dos caras. Por un lado está la cara más reposada, la que realiza diseños más arriesgados, con mayor personalidad y una firma más clara. Por otro lado está el buscador de soluciones, el humanitario que se enfrenta a los desastres con las armas que encuentre y que, más allá de dedicarse exclusivamente a diseñar, enseña a los más necesitados a levantar sus propias viviendas con las soluciones a las que puedan tener acceso. Y en el fondo, es eso lo que tiene que ser un arquitecto, un buscador de soluciones, un protagonista en la sombra que haga la vida más fácil con sus ideas a los que le rodean. Eso, al menos, es lo que ha considerado el jurado del Premio Pritzker.
Fuente: www.pritzkerprize.com